miércoles, 9 de abril de 2014

Las leyendas de los monstruos más famosos.

Monstruos hay por miles; existen en el fondo de la conciencia humana y quizás se esconden en rincones inexplorados o inaccesibles del mundo, o tal vez habitan en nuestro vecindario sin que nos percatemos de ello. Aquí va una lista con lo más granado de esa fauna inquietante y a la vez extremadamente atrayente. La idea principal del tema de los monstruos lo he sacado del siguiente enlace: "Leyendas sobre monstruos".
Cada monstruo he ido recopilando información de los siguientes enlaces: lobos , frankestein y la combinación de otras.

1. El vampiro:
 Quizás se trate del monstruo por excelencia: una criatura que se alimenta de sangre humana, puede cambiar de forma a voluntad (pero limitadamente), puede transformarse en un hombre lobo en ocasiones, disfruta del don de la inmortalidad. El vampiro no debe temer a las armas humanas; tan sólo es vulnerable a pocas cosas, tales como los símbolos religiosos, las afiladas estacas, la decapitación y el ajo. Su única gran desventaja es su incapacidad para resistir la luz solar, lo cual lo convierte en un obligado habitante de la noche.
Sin embargo, estas leyendas dejan de serlo, al menos para algunos, cuando se descubren enfermedades que tienen algunas de los síntomas asociadas al vampirismo. Aparte de la anemia y la catalepsia a los que se podría deber la palidez y el estado de cadáver sin serlo, respectivamente, hay una enfermedad muy rara que aparece en cada uno de 200 mil personas, la porfiria, la que parece tener los mismos síntomas que las características de un vampiro.
Esta es una alteración genética
de la enzima encargada de metabolizar las porfirinas (componentes de la hemoglobina) que hace que la hemoglobina se acumule en la sangre y se manifieste con una serie de síntomas como:
· Foto sensibilidad
· Deformidades faciales (destruye los labios dejando los dientes al descubierto)
· Palidez extrema
· Intolerancia al ajo (en personas que sufren esta enfermedad puede provocar un bloqueo de la coagulación de la sangre)
· Ansiedad por la sangre (como parte del tratamiento se consumaba sangre por vía oral)
Esta enfermedad parece ser una explicación bastante convincente para el aspecto y la alimentación del ser clasificado como vampiro. El resto de sus características y sus actividades lo dejo para el mito, aunque, como el racionalista Jean Jaques Rousseau decía: “Si en este mundo existiría una historia que tenga pruebas, esta sería la de los vampiros. No falta nada: reportes oficiales, testimonios de personas fiables, de los cirujanos, de los sacerdotes, de los hombres de la ley-todas las pruebas son incontestables.”

2. El hombre lobo :
También llamado licántropo (lobo-hombre)se trata de una de las metamorfosis más conocidas en el universo de lo oculto. Posee una relación muy especial con la luna llena, a la que debe la génesis de su transformación. A diferencia del vampiro, no teme a la luz solar ni a los símbolos religiosos, pero le es mortal el contacto con la plata, en cualquiera de sus versiones, particularmente si se ha forjado una bala destinada a acabar con él.
 Existen otras teorías científicas al respecto: teorías psicológicas, antropológicas, clínicas, pero ninguna nos convence tanto como la Hipertricosis. La Hipertricosis es un estado –no una enfermedad– que sufren algunos seres humanos, muy pocos, que recubre las partes del cuerpo –normalmente el rostro– con una cantidad de pelo que varía su intensidad según el nivel de la condición. Hasta hace pocos años atrás, la Hipertricosis continuaba siendo una condición muy poco difundida.
Estudios recientes indican que los primeros casos de Hipertricosis datan de la Edad Media. El mismísimo rey Enrique II de Francia, supremo líder de ese país hacia fines de la Edad Media, contaba entre sus raros especimenes con un pequeño niño de 10 años de edad nacido con Hipertricosis. El niño acabó mostrando grandes aptitudes, y pronto se convirtió en el sirviente preferido del rey en la Mesa Real francesa. ¿Podría haber sido la Hipertricosis, entonces, la causa de la creencia generalizada en el hombre lobo? Podría serlo. No resulta tan descabellado pensarlo.

3.  La momia:
La existencia de una criatura cubierta de velos y preservada con ungüentos secretos para toda la eternidad cobró relevancia desde el descubrimiento en 1922 de la tumba de Tutankamón (incluyendo la nunca del todo desmentida maldición de los faraones). Está claro que no son las egipcias las únicas momias, pero sí que son las más populares y que ellas han sido usadas para la cinematografía y para la leyenda. La momia es también un no muerto sin debilidades particulares, aun cuando es fama que debe reposar, aun cuando sea parcialmente, en el suelo en donde ha sido enterrada.
El caso de Guanajuato.
El dato de mayor importancia para nuestra población es la circunstancia de la gran mortandad que hubo y por que varios de los cuerpos, por temor a que se propagara más la peste eran inhumados casi enseguida que se declaraban muertos. Así sucedía que en algunos casos se les sepultaba cuando en realidad todavía no expiraban, de modo que al volver de aquel estado cataléptico, ya en la tumba, morían finalmente por desesperación, por angustia y por asfixia. De ahí esa mueca de dolor que hay en algunas momias.



4. Zombie:
 En sus inicios, el zombie era simplemente un cadáver que ha sido devuelto a la vida por medio de una operación de brujería , hecho que lo asemejaba al aún más terrorífico gul . El epicentro de la cultura zombie era el Caribe, y más especialmente Haití. A partir de la segunda mitad del siglo XX, la cinematografía cambió el mecanismo de reproducción del zombie y lo asimiló al del vampiro: ya no se trata de hechicería, sino de la mordedura, como lo atestiguan cientos de películas de este siempre creciente género. De constituir una criatura sin voluntad al servicio de un brujo, el zombie ha evolucionado hasta llegar a ser un peligroso adversario del ser humano, casi indestructible, casi inmortal y dotado de voluntad propia.
La Real Academia de la Lengua le atribuye a la palabra zombi un origen africano occidental. También la palabra podría estar relacionada con el nombre de una serpiente sagrada en ciertas regiones de Nigeria y Congo, misma que deriva del término nzambi, que significa "dios o espíritu de una persona muerta".
La figura del zombi (o zombie, como se escribe en inglés) es muy familiar para quie- nes practican el vudú en Haití. El zombie, el original y auténtico –no el que Hollywood ha estereotipado–, nunca ha estado muerto, su único problema es que los signos vitales son tan débiles que pasa por tal (y si no fuera sacado de su tumba, moriría, sin oportunidad de “resucitar”). Un brujo lo pone en ese estado y también el que lo saca de la tumba y hace que vuelva en sí.
De acuerdo con Laënnee Hurbon, director del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Haití y autor del libro Los misterios del vudú, en ese mundo la práctica de brujería más temida es justamente la que puede reducirte al estado zombi. En Haití, por el miedo a que su "muertito" no esté muerto sino “zombificado”, algunas familias envenenan el cuerpo del posible cadáver para estar seguros de que murió.
Según las creencias populares haitianas, la “zombificación” radica en capturar la parte del alma que une a  ésta con la persona, de manera que el individuo está consciente de lo que le ocurre, pero no tiene voluntad propia que le haga reaccionar porque se encuentra teledirigido por un bokor, que son los sacerdotes vudú y supuestos indicados para realizar el hechizo que priva a alguien completamente de su voluntad.

5. Frankstein:
 Originalmente un personaje sin nombre en la novela Frankestein, o el moderno Prometeo, de Mary Shelley, toma su apelativo de su creador, el malvado doctor Frankenstein. Esta criatura representa uno de los anhelos más profundos de la humanidad: así como el vampiro delata la sed por la vida eterna y el hombre lobo es el retorno a lo salvaje, Frankestein representa la posibilidad de imitar a un creador divino y fundar vida a partir de la materia inerte. También es una advertencia contra los peligros de la utilización desmedida de la técnica y la probable rebelión de las criaturas contra sus creadores.  Y esto nos lleva directamente al tema de los transplantes, pues los primeros médicos en realizarlos fueron rápidamente acusados de ser como el doctor Frankenstein, médicos sin moral, violadores de la humanidad con el único objetivo de obtener logros personales. De esta forma acusaron al doctor sudafricano Christian Barnard (1922-2001) al realizar en 1967 el primer transplante cardíaco. Hoy la situación ha dado un giro de 180º, y no sólo se aceptan los transplantes de corazón, hígado o riñones, sino que además se considera ético y moral con la humanidad hacerse donante de los mismos.  Cuando se utilizaron para transplantar órganos no vitales, volvieron a surgir las controversias y las acusaciones frankensteinianas. Así sucedió con el doctor Owen, médico australiano que transplantó en 1998 la mano derecha de un donante muerto, o con el doctor Duberward, que un año después repitió la operación con el brazo derecho de un donante con muerte cerebral.
Actualmente aceptamos con más facilidad estas situaciones y, frente a la sorpresa inicial, las asumimos como "correctas" desde la ética médica. Aceptamos transplantes de órganos animales y humanos, de todo tipo de implantes mecánicos, pues su objetivo es salvar vidas humanas; pero aquí aparece una pregunta que nace de lo más oscuro de nuestro inconsciente, que nos recuerda a la imagen que tenemos de Frankenstein, y que asemeja al guión de una película de terror: ¿aceptaríamos, en un hipotético futuro, un transplante de cuerpo entero o, dicho de otra forma, un transplante de cerebros? ¿aceptaríamos un implante biomecánico corporal completo adaptado a una cabeza humana...? La Ciencia no ha llegado todavía a crear vida, pese a los arduos intentos de ciertos laboratorios para crear una especie de 'sopa primordial' de donde se supone salió el primer ser vivo de este planeta (concepto que tuvo su origen en una especie de jalea lodosa que se encontró en 1858 en el fondo del océano Atlántico a la que llamaron Bathybius y que resultó ser uno de los grandes chascos de la ciencia).

1 comentario:

  1. ¿Hombres lobo?, Puede que sea real pero ¿y si solo son personas que no saben de la existencia de las cuchillas de afeitar? o que no tienen para depilacion.

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