jueves, 24 de abril de 2014

La verdad sobre los fantasmas

¿Existen los fantasma? Abajo os presento un vídeo donde aparece una niña durante una actuación de colegio y las demás quedan aterrorizadas. La información la he sacado de la siguiente página web: "Los fantasmas existen" , Los fantasmas (del griego φάντασμα, "aparición", en el folclore de muchas culturas, son supuestos espíritus o almas desencarnadas de seres muertos (más raramente aún vivos) que se manifiestan entre los vivos de forma perceptible (por ejemplo, tomando una apariencia visible, produciendo sonidos o aromas o desplazando objetos poltergeist—), principalmente en lugares que frecuentaban en vida, o en asociación con sus personas cercanas. Constituye uno de los tipos más conocidos de superstición.A medida que el hombre moderno ha ido desarrollando nuevas tecnologías de comunicación, los interesados en obtener información de fantasmas las han usado y así se habla de psicofonías o grabaciones sonoras en las que supuestamente se oye la voz o los movimientos de algún difunto, o de psicoimágenes, imágenes estáticas o en movimiento en las que presuntamente puede distinguirse alguna presencia fantasmal.
Sin embargo, quienes pretenden justificar la existencia de otro mundo y la posible comunicación con el mismo deben justificar primero por qué casi todas las manifestaciones espirituales suelen reducirse a manifestaciones psicológicas de engaño o autoengaño, o fraudes, como con devastadora frecuencia han demostrado ilusionistas expertos como Harry Houdini, James Randi o Criss Angel, quienes saben desde luego que lo que ocurre en nuestra mente es de factura mucho más simple que lo que ocurre en la realidad fuera de ella. Algunos tipos de alucinación, como la hipnopómpica o la hipnogógica, la parálisis del sueño, los síntomas de una esquizofrenia o determinados tipos de epilepsia no diagnosticadas, el fenómeno del sueño lúcido o falso despertar, la pareidolia, la apofenia, el uso de drogas enteógenas y sustancias psicotrópicas que creen falsos recuerdos, los fuegos fatuos pueden explicar la mayoría de los casos, por no hablar del espíritu lúdico de las bromas y los citados, groseros y mezquinos intereses económicos, que pueden apoyar, magnificar y converger sobre las anteriores explicaciones, que se acumulan sobre la necesidad de religión y de fe ultraterrena, un meme antropológico desarrollado en el ser humano por la selección natural como ventaja para la supervivencia gregaria.
Esto no basta para desanimar, sin embargo, a quienes creen en alguna manifestación divina o macabra que es una liberación de energía del cuerpo, esto es, una "evolución" de esta vida terrenal hacia otra en un mundo ultraterreno, y hay caos desconcertantes de clarividencia y percepción extrasensorial que aún aguardan explicación satisfactoria.
Algunos intentos no escépticos de resolver racionalmente estos fenómenos han sido formulados por físicos como Roger Penrose, quienes creen posible la transmisión de información nerviosa mediante corrientes cuánticas a nivel subatómico que pueden ser amplificadas mediante los microtúbulos existentes en las neuronas; además, la insólita lógica cuántica permite distorsiones temporales que pueden causar la duplicación del presente o bilocación, y esto explicaría muchos de los fenómenos paranormales de transmisión de información, como expone en su Las sombras de la mente: hacia una compresión científica de la consciencia (Barcelona: Editorial Crítica, 1996). Explicaciones científicas concurrentes han sido formuladas por Stuart Hameroff o recogidas empíricamente por Raymond Moody.
 Inexistencia de los fantasmas El mago y psicólogo Richard Wiseman y sus colaboradores investigaron casas encantadas en 2003 con sujetos bajo condiciones controladas y concluyeron que la reputación de esos lugares juega un papel relevante en la producción de las experiencias y la existencia de ciertos tipos de campos electromagnéticos puede influir sobre algunas variables psicológicas, como también el paso de estancias bien iluminadas a otras oscuras puede provocar percepciones habituales en situación de privación sensorial. En general, las casas no prueban la existencia de fantasmas, sino cómo cierta gente responde a situaciones triviales bajo el influjo de la publicidad y la predisposición.

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